Costruire, decostruire, ricostruire la nostra realtà per dare forma al nostro benessere

Crear una escultura modelando arcilla o plastilina, ensamblar objetos y materiales, crear una instalación o un collage, son ejemplos de técnicas artísticas y creativas en 3D que pueden apoyar al individuo en su camino educativo y de crecimiento personal, y promover la comunicación y la colaboración dentro de los grupos. En este breve artículo descubriremos cómo la alternancia de construcción y deconstrucción, de representación y presentación de materiales y objetos, puede ser un apoyo valioso para el trabajo de profesionales de la salud y la educación, en intervenciones individuales y grupales.

La tridimensionalidad

La tridimensionalidad de una obra artística puede ser un punto de partida o el final: de hecho, se puede atribuir al elemento de entrada que, una vez deconstruido, se reutiliza en 3D o 2D, como ocurre, por ejemplo, con el reuso del tetrapak como soporte para la pintura o como objeto en sí mismo. Además, la tridimensionalidad se puede atribuir al elemento final construido a partir de elementos bidimensionales, como sucede en el collage, o a objetos reales (encontrados, reutilizados o queridos) que solos o ensamblados con otros objetos y pintura constituyen una obra final. Finalmente, la tridimensionalidad se puede lograr a partir de material plástico como la arcilla o la plastilina, modelado por el ejecutor. En la historia del arte encontramos innumerables obras de arte en 3D como la escultura, pero a partir de las Vanguardias Artísticas también assemblages, objetos encontrados y happenings como vehículo de abstracción, expresión y comunicación.

En la profesión de ayuda y en el ámbito educativo, los materiales que se pueden utilizar son muy variados, pero la elección debe ser lo más considerada posible teniendo en cuenta el objetivo de la intervención, el factor tiempo, las habilidades manuales del ejecutor, el poder psicológico de los posibles objetos empleados y la variedad de materiales.

Sensorialidad de la experiencia en 3D

En las actividades artísticas en 3D, el aspecto táctil de la experiencia se acentúa, en comparación con otras actividades como la pintura, la fotografía o el dibujo, que generalmente implican el uso de una herramienta intermedia, ya sea un pincel, un lápiz, una cámara fotográfica, etc. El tacto se convierte en el protagonista de la actividad en 3D, especialmente en el caso del modelado de arcilla y plastilina, donde las manos dejan huellas y transforman material sin forma. Si consideramos que las primeras etapas de la vida humana están dominadas por el contacto cutáneo y oral entre el niño y el cuidador (Hunter & Struve, 1998), se hace más claro por qué estas actividades pueden ser muy poderosas e involucrantes para quienes las experimentan, ya que establecen espontáneamente un puente con su reino mental y emocional, expresado con modos de comunicación primitivos no verbales.

El otro sentido involucrado en las experiencias artísticas en 3D es la vista, entendida no solo como la visión del objeto creado, sino también como una oportunidad de perspectiva, un momento de reflexión que deja abierta la posibilidad a cambios de enfoque e interpretación. La obra creada puede ser manipulada, girada, invertida, observada desde diferentes posiciones, y con la ayuda de un smartphone, se pueden captar detalles desde diversas perspectivas.

Además de la altura, la anchura y la longitud, las obras creadas poseen peso, profundidad, textura, consistencia, todos elementos que contribuyen a una visualización real de un evento, una emoción, una parte de sí mismo, una situación que quizás sea difícil de verbalizar o comprender.

Construir, deconstruir, reconstruir nuestra realidad.

"Quiero personas capaces de reconocer el poder del objeto" es una cita de Claes Oldenburg, el famoso artista pop conocido por sus esculturas gigantes de objetos cotidianos pero a escala, que no podía dejar de mencionar al final de este breve artículo. Al igual que las esculturas de Oldenburg, las obras creadas en 3D adoptan una forma de comunicación alternativa a la verbal, un nuevo significado, una nueva función a los ojos del observador, se convierten en narración, introspección, vehículo de cambio, rechazo y crítica, como en el caso del artista mencionado que representa con sus obras su denuncia a la cultura pop y de consumo estadounidense.

A través del modelado, el ensamblaje, la presentación de una obra en 3D, la persona reflexiona, asigna un significado, re-significa a sí misma, encontrando aspectos constructivos y destructivos del ser. Dar forma a material informe y ensamblar objetos variados, brinda un soporte y acelera procesos implicados en la elaboración de vivencias, en la formación de la identidad y en la transformación (Sholt y Gavron, 2006).

Este proceso es muy evidente en el ensamblaje o la instalación donde se reutilizan varios objetos. Dichos objetos pueden ser reciclados como botellas, cajas, pero también objetos queridos, que nos han regalado pero no utilizamos, o que antes nos gustaban pero ya no, y no tenemos el coraje de desechar (marcos, despertadores, estatuillas, carteras, etc.). Cada objeto en sí tiene un valor y encierra un placer físico, social, ideológico, funcional pero también psicológico (Jordan, 1999) y trabajar con objetos viejos (propios o ajenos) para tratar o resignificar una experiencia, reflexionar sobre perspectivas futuras solo o en grupo es una actividad que, dependiendo del objetivo (terapéutico, educativo, social), puede facilitar una profunda comunicación con uno mismo y con los demás.